
Los padres necesitan para educar a sus hijos un verdadero y sincero amor a los pequeños. La educación requiere una parte de ciencia pedagógica, mucho sentido común y mucho amor. Sin embargo, el aplicar un principio pedagógico no siempre produce un resultado apetecido porque cada chico es distinto y ningún libro nos puede explicar ese caso concreto. Habrá que tener en cuenta el temperamento, la edad y las circunstancias de cada chico.
Será el amor de los padres el que les ayude a descubrir cual es el mejor momento para hablar y para callar, para ayudarle en los deberes, para jugar con él y para responder a sus preguntas inoportunas.
En algunas ocasiones habrá que dejarles en libertad y en otras intervenir con decisión para resolver un problema. El amor permite conocer a las personas y circunstancias y actuar en consecuencia.
(Pintura: Las Hilanderas. VELAZQUEZ, Diego Rodríguez de Silva y. Museo del Prado. Madrid).