Suelen ir al colegio a hablar con los profesores sólo cuando el chico tiene problemas y piensan que las malas notas se deben a la pereza del hijo y a la incompetencia de los profesores. No sospechan que la causa puede ser la poca capacidad intelectual del hijo o la falta de un buen método de estudio. Se suelen desentender de sus responsabilidades en la educación de sus hijos amparándose en su exceso de trabajo o en el activismo profesional.
El papel positivo de los padres es colaborar con el profesor del colegio y sobre todo con el hijo, preocupándose por lo que hace en el centro y por los deberes diarios para casa.
Para algunos padres es un reto el ponerse a ayudar a sus hijos en los problemas escolares de cada día. Esto facilita que ambos hablen diariamente de lo que les preocupa y de paso enseñarles a pensar, a trabajar y a vivir una serie de valores relacionados con el estudio como el orden, la laboriosidad, la responsabilidad, etc. En algunas ocasiones habrá que reducir las actividades extraescolares (música, natación, idiomas), o disminuir el tiempo dedicado a ver la televisión.