
Objetivo:
Comprender el noveno mandamiento de la Ley de Dios.
El noveno mandamiento de la Ley de Dios es: «No consentirás pensamientos ni deseos impuros.» Quiere decir que seamos puros y castos en pensamientos y deseos. El hombre debe mirar a la mujer con el máximo respeto y delicadeza a su dignidad, honor y pureza. Y lo mismo debe hacer la mujer respecto al hombre. En todos los pensamientos, deseos y miradas debe reinar la pureza y la honestidad. El mismo Jesucristo, en el Sermón de la Montaña, nos dice: «Habéis oído que fue dicho: No adulterarás. Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón.» (Mateo, 5.) Un joven puede mirar a una chica por encantadora y bella que es y complacerse en conversar con ella. Esto es noble y bueno. Pero mirarla con deseos impuros es pecado grave.
Los espectáculos como el cine, el teatro, etc., en si son buenos, una película o una representación teatral buenas son altamente educativas, forman el gusto artístico, educan el espíritu, lo elevan a un plano de vida digno y noble. Pero si el teatro y cine que se ve es inmoral, no se debe asistir, pues nos incitan al pecado. Son focos de corrupción y destruyen las buenas costumbres.
Para llevar una vida de pureza, lo mejor es frecuentar la Comunión. Cristo nos dará fortaleza y gracia para mantenernos castos y puros. El demonio no podrá contra vosotros. También es muy conveniente la consagración diaria a la Virgen María. Ella cuidará de nuestra alma.
Si nos aplicamos serenamente al trabajo y al estudio; si llevamos una vida sana, llena de alegría, nos libraremos de muchos peligros contra la pureza.