Un hombre va a un abogado.
-Y usted, ¿cuánto cobra por una consulta rápida?
-10.000 pesetas por tres preguntas.
-Vaya, es un poco caro, ¿no?
-Sí… y dígame, ¿cuál es su tercera pregunta?
¿Cuál es la patrona de los informáticos?
Santa Tecla.
Un ingeniero agrónomo recién licenciado vuelve a la granja de su padre, y se da una vuelta con él.
-Mira, papá, estás trabajando con unos métodos demasiado anticuados que hacen que tu producción sea demasiado baja. Por ejemplo: ¿a que no puedes conseguir siquiera diez kilos de manzanas de cada uno de estos árboles?
-Claro que no, hijo. Estos son naranjos.
¿Qué es uno oso polar?
Un oso rectangular, después de un cambio de coordenadas.
¿Cómo se ponen las notas?
Departamento de estadística: Se colocan los estudiantes por orden alfabético sobre una gráfica, distribuidos a lo largo de una gaussiana.
Departamento de Psicología: Los estudiantes hacen una mancha en el examen, y el profesor pone la nota de acuerdo con lo primero que le sugiere dicha mancha.
Departamento de computación: Se usa un generador de números aleatorios.
Departamento de historia: Cada estudiante recibe la misma nota que el año anterior.
Departamento de filosofía: ¿Para qué queréis notas?
Departamento de derecho: Los estudiantes tienen que defender el por qué se merecen un sobresaliente.
Departamento de matemáticas: Las notas son variables aleatorias.
Dos abogados están en un banco cuando entran unos tíos enmascarados con pistolas. Rápidamente, uno de ellos le da 5000 pesetas al otro.
-¿Qué es esto?
– Te las debía por la cena del otro día.
Dos amigas del instituto se encuentran al cabo de muchos años.
– Hombre, tía, cuánto tiempo sin verte. He oído que te casaste.
– Sí, con un abogado, y un hombre muy honrado.
– ¿Oye, pero eso no es bigamia?
Dos vectores se encuentra y uno le dice al otro:
– ¿Tienes un momento?
Un estadístico podría meter su cabeza en u horno y sus pies en hielo, y decir que en promedio se encuentra bien.
Han inventado unas píldoras del conocimiento, y ávidamente los estudiantes van corriendo a la farmacia y empiezan a atiborrarse de píldoras de literatura, historia, inglés… Al cabo de un rato, uno de ellos le pregunta al farmacéutico:
– Oiga, ¿y no tiene ninguna para aprender matemáticas?
– Sí, espera un poquito…
El farmacéutico se mete en la trastienda, y al cabo de un rato aparece con algo que parece un melón.
– ¿Tan grande?
– Bueno, ya sabes que las matemáticas siempre fueron difíciles de tragar.