Lección de Creo en un solo Dios

Esta es la gran verdad, la verdad absoluta: Dios es uno y único, no hay más que un sólo Dios. Yavé se lo había manifestado al pueblo de Israel: «Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor, Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza» (Deuteronomio 6,4-5), siendo la estrella que preside toda la historia. También para nosotros, la fe en el único Dios nos mueve a volvernos a Él como a nuestro primer origen y nuestro fin último; y a preferirle por encima de todas las cosas. La Revelación de Jesucristo completará la del Antiguo Testamento, y por la enseñanza del Hijo de Dios sabemos que el Dios único en esencia existe en tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Nombre de Dios

    Moisés quiso saber el nombre de Dios al contemplar la zarza ardiendo en el monte Horeb, y Dios le reveló su nombre: «Yo soy el que soy» (Éxodo 3,14). Yahwéh. Es decir, Dios es, Dios es el que es por sí mismo sin depender de nadie, principio sin principio, razón de ser de todo lo que es, origen de todo, causa de todo, fuente de todo, ser soberano, ser supremo, Dios.

    En otras ocasiones Dios se revela como rico en amor y fidelidad, acercándose al hombre para atraerle hacia sí, al mostrarle su benevolencia, su bondad, su amor. Podemos decir, pues, que Dios es un ser espiritual, eterno, misericordioso y clemente, infinitamente sabio y bueno, omnipotente y justo, el ser por excelencia y el sumo amor. Jesucristo es quien ha revelado el contenido de este Nombre con un sentido nuevo: el de Dios Padre.

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