Lección de Cuento de la tortuga (p)

Había un a vez una tortuga que había perdido la memoria y no se acordaba del camino de regreso a su casa. Estaba perdida en el bosque y lloraba. Lloró tanto que el bosque empezó a llenarse de lágrimas.

    Esto ocasionó problemas a los enanos del bosque, ya que entraba agua (lágrimas) en sus casas.

    Decididos a buscar el origen de tal “inundación”, salieron de sus casas para saber cuál era el problema.

    Pronto encontraron a la tortuga llorando desesperadamente y le preguntaron:

    -Tortuga, ¿por qué lloras tanto?

    -He perdido la memoria y no sé la forma de regresar a casa.

    Los enanos tuvieron una ocurrencia. Le colocaron una hierbas mágicas dentro del caparazón y le dijeron:

    -Cada vez que quieras saber lo que debes hacer, pon la cabeza dentro del caparazón, hueles las hierbas mágicas y empiezas a pensar. ¡Verás qué bien funciona!

    La tortuga así lo hizo: puso la cabeza dentro del caparazón, olió las hierbas mágicas y pensó: “¿Cuál es la forma de regresar a casa?” A continuación adoptó la postura del pensador y dijo:

    -¡Ah!, ya me acuerdo, he de subir este monte y bajar por la orilla del torrente.

    La tortuga salió del caparazón, dio las gracias a los enanos y se dirigió hacia su casa.

    A partir de aquí, la tortuga siempre supo lo que debía hacer: cuando no se acordaba de algo, ponía la cabeza en el caparazón, pensaba y decidía.

    Carreras, Ll. Y otros. Cómo educar en valores. Editorial Narcea.


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