Lección de Curación del hijo de Régulo

Desde Caná Jesús fue a Galilea donde lo recibieron con admiración por las cosas que se decían de él.  Había allí un funcionario real, llamado Régulo, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaún. Régulo se acercó a Jesús y le rogaba que curase a su hijo, pues estaba muriéndose.

   Jesús le dijo – Si no veis signos y prodigios, no creéis.

   Le respondió el funcionario real: – Baja antes de que muera mi hijo.

   Jesús le contestó: – Vete, tu hijo vive. Aquél hombre creyó en la palabra de Jesús y se marchó.

   Cuando Régulo volvía a su casa, le salieron al encuentro los criados diciéndole que su hijo vivía. Se informó el padre y comprobó que se había curado a la misma hora en que Jesús se lo dijo. Y creyó él y toda su casa. (Juan 4, 46-54)

Jesús pide una fe recia y pura, que, aunque se apoye en milagros, no los exige. Sin embargo, Dios sigue en todos los tiempos haciendo milagros, que sirven para reafirmar la fe.

(Pintura: Retrato de Cristo. EYCK, Jan van. Museo Groeninge. Brujas)

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