
Dos finlandeses deciden echarse una cerveza; abren las botellas y uno dice:
-¡Salud!
-Pero, bueno, ¿a qué estamos, a beber o a charlar?
Dos rusos están un día haciendo cola para comprar vodka, cuando uno de ellos se harta y dice:
-Estoy hasta las narices de que todos los días pase lo mismo: cinco horas de cola para que luego nos digan que se ha acabado. Hay que hacer algo. Ahora mismo voy y mato a Putin.
El tío se va, pero vuelve de nuevo al cabo de un rato y su amigo le pregunta:
-Oye, ¿y por qué has vuelto a la cola para el vodka?
-Es que la cola para matar a Putin era más larga.
Esto es Castro y su hermano que están sobrevolando La Habana en helicóptero, y entonces va Fidel y dice: “Voy a tirar un billete de veinte pesos al aire y así haré feliz a un cubano”. Entonces su hermano le contesta: “Y por qué no tiras dos billetes de diez pesos, y así harás felices a dos cubanos?”. “Pues es una buena idea. Pero se me ha ocurrido una todavía mejor; voy a tirar cuatro billetes de cinco pesos y así haré feliz a cuatro cubanos”. Total, que el piloto del helicóptero se harta, se da la vuelta y les dice:
-¿Por qué no hacen felices a varios millones de cubanos y se tiran ustedes?
Hablando con un emigrante soviético:
-Oye, y ¿cómo se vivía en la Unión Soviética?
-Hombre, no me podía quejar…
-¿Y la economía?
-Pues mira, no nos podíamos quejar…
-¿Y se bebe mucho?
-Bueno, no te puedes quejar…
-Joer, entonces ¿por qué te fuiste de la Unión Soviética?
-¡Caray!, pues porque no me podía quejar.
Hitler va a uno de los campos de concentración nazi y se queda tan impresionado que empieza a tener unas terribles pesadillas. Al cabo de unas cuantas noches decide ir a consultar con una de sus astrólogas. La astróloga empieza a hacerle preguntas, y Hitler le cuenta lo que ha visto; al final, la astróloga le dice:
-Pues mira, Adolfo, no puedo decirte qué es lo que significan estas pesadillas, pero lo que sí puedo decirte es que morirás en una fiesta judía.
-¡Ajá!… ¿y qué fiesta será esa?
-No lo sé, pero el día que mueras será una fiesta judía…
Lenin está muriendo y llama a Stalin.
-Stalin, estoy preocupado por el futuro de nuestro pueblo. ¿Crees que te seguirán como su líder?
-Sí, Lenin, no lo dudes por un momento.
-Ya, bueno… pero ¿y si no te siguen?
-Entonces te seguirán a ti, hombre, no hay problema.
Parece ser que en China cuentan chistes de Li Peng como los que contábamos nosotros en España del ministro Morán. Se dice que, cuando fue a la Unión Soviética a estudiar ingeniería, le enseñaron que en la calle los coches circulan por el carril de la derecha, y él contestó:
-¿Y el lado izquierdo no se usa?
Un domingo por la mañana, en una iglesia de Inglaterra, el cura hace la colecta y ve tres monedas de un penique entre los billetes, así que dice:
-Hombre, hoy está entre nosotros un escocés.
Al fondo de la iglesia se oye tímidamente:
-¿Oye, le decimos que somos tres?
Un grupo de suizos se van a cazar, y al cabo de un rato, dos de ellos se separan del resto y se pierden. Tras unas cuantas horas:
-Mira, ¿qué te parece si disparamos, a ver si nos oyen?
-Jo, tío, qué buena idea. Venga, disparo yo.
Al cabo de una hora:
-Pues no creo que nos hayan oído, ¿por qué no vuelves a disparar?
-Bueno…
Al anochecer:
-Oye, ¿por qué no disparas otra vez?
-No puedo, se me han acabado las flechas.