El hombre vive en la sociedad doméstica, en la civil y como creyente está en la sociedad religiosa o Iglesia.
El hombre, por su espiritualidad, tiene un fin sobrenatural y requiere una sociedad que cuide y dirija la consecución de ese fin último del hombre que es alcanzar el cielo.
La justicia es dar a cada uno lo suyo. También hay que dar a Dios lo que es suyo y le corresponde: de aquí nacen los deberes religiosos. Estos deberes son tres: adoración, fe y amor.
a) Adoración. El hombre debe adorar a Dios por depender su existencia enteramente de Él.
b) Fe. Debe tener fe, por ser Dios la Verdad absoluta.
c) Amor. Debe amar a Dios por ser Dios el Bien sumo.
Estos deberes se manifiestan mediante el culto, que deben no solo privado sino público.