
Objetivo.-
Aprender a vivir la generosidad y la decencia.
Servir a los demás
Existe un singular honor en el auxilio y asistencia a los hombres, imitando al Maestro. «Esta dignidad se expresa en la disponibilidad para servir, según el ejemplo de Cristo, que no ha venido a ser servido sino a servir. Si, por consiguiente, a la luz de esa actitud de Cristo se puede verdaderamente reinar sólo sirviendo, a la vez, el servir exige tal madurez espiritual que es necesario definirla como el reinar. Para poder servir digna y eficazmente a los otros, es necesario poseer las virtudes que hacen posible tal dominio» (Juan Pablo II. Enc. Redemptor hominis, 4-III-1979, 21), virtudes como la humildad de corazón, la generosidad, la fortaleza, la alegría…, que nos capacitan para poner la vida al servicio de Dios, de la familia, de los amigos, de la sociedad.
Fernández Carvajal, Francisco. Hablar con Dios. Tomo III, pág. 530.