Las artes no alcanzaron el nivel de los siglos XVI y XVII y se percibe una clara decadencia.
– LA ARQUITECTURA. En la primera mitad del siglo XVIII persiste el Barroco español o churrigueresco, de gran profusión ornamental y el Barroco académico, importado de Italia y de Francia, con menos adornos y más clasicista. Destacamos el Palacio de la Granja (Segovia) cuyos hermosos jardines y fuentes nos recuerdan el Palacio de Versalles de París, y el Palacio de Riofrío.
En la segunda mitad del siglo se impone el Neoclásico, con Ventura Rodríguez que reformó el interior de la Basílica del Pilar de Zaragoza. Pero el máximo representante del Neoclásico español es el arquitecto madrileño Juan de Villanueva, con el Museo del Prado y el Jardín Botánico.
– LA ESCULTURA. Fue impulsada por la Real Academia de Bellas artes de San Fernando, con Damián Campmany y Francisco Gutiérrez, autor de la famosa Cibeles, en Madrid. Pero el escultor neoclásico más destacado es Francisco Salcillo, autor de los famosos «pasos» de Semana Santa de Murcia, destacando el Ángel de la Oración del Huerto, la Verónica, la Dolorosa, etc.
– LA PINTURA. La figura más destacada del siglo fue Francisco de Goya y Lucientes, que crea nuevas modalidades e inquietudes, abriendo nuevos horizontes a la pintura europea y son el punto de partida de todo lo que llamamos Arte moderno. En su producción distinguimos dos etapas:
+ En la primera etapa su pintura es alegre, muy clara de tonos. Pinta majos y majas, el Coloquio Galante y La Pradera, La gallina ciega (ver la pintura superior), entre otros cuadros.
+ En la segunda etapa, el pintor amargado por los desengaños y la sordera, se volvió colérico y agresivo. Goya reproduce escenas de la Guerra de la Independencia como «El 2 de mayo de 1808» y los «Fusilamientos de 3 de mayo«. También pintó brujas y locos en diversas actitudes.
+ Goya también fue un maravilloso retratista, destacando «La familia de Carlos IV«.
+ También trabajaron en España otros pintores extranjeros como Tiépolo y Mengs.