Dios es un ser eterno (que no tuvo principio ni tendrá final), necesario, infinitamente perfecto, que gobierna todas las cosas con sabiduría y amor (providencia). Esta verdad es el fundamento de la religión, la moral, la familia y la sociedad.
Si Dios no existiera no habría religión.
La moral no tendría autoridad, si Dios no establece, en virtud de su santidad, una distinción entre el bien y el mal; si con su autoridad soberana no hace obligatoria la moral, y si con su justicia perfecta no recompensa el bien ni castiga el mal.
La familia y la sociedad no se conciben sin leyes, sin deberes, sin las virtudes de justicia, de caridad, etc.; y todas tienen su fundamento en Dios.
(Pintura: El jardín de Edén. Anónimo de Alemania. Museo de Frankfurt).