Lección de Dos amigos y el oso

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A dos amigos se apareció un oso:  

El uno muy medroso, 

En las ramas de un árbol se asegura.  

El otro, abandonado a la ventura, 

Se finge muerto repentinamente. 


El Oso se le acerca lentamente;

Mas como este animal, según se cuenta, 

De cadáveres nunca se alimenta,   

Sin olerlo lo registra y toca,  

Huélele las narices y la boca;  


No le siente el aliento,

Ni el menor movimiento; 

Y así, se fue diciendo sin recelo: 

«Este está tan muerto como mi abuelo.»    


Entonces el cobarde,  

De su grande amistad haciendo alarde,  

Del árbol de desprende muy ligero   

Corre, y abraza al compañero,

Pondera la fortuna 

De haberle hallado sin lesión alguna,  

Y al fin le dice: «Sepas que he notado 

Que el Oso te decía algún recado.  

¿Qué pudo ser?» «Diréte lo que ha sido;   

Estas dos palabricas al oído:   

Aparta tu amistad de la persona   

Que si te ve en riesgo, te abandona.»  

                        Samaniego.

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