Lección de Efectos de este sacramento

La gracia especial del sacramento de la Unción de enfermos  tiene como efectos:

    – la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para bien propio y de toda la Iglesia;

    – el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez;

    – el perdón de los pecados, si no puede confesarse y contando con que se arrepiente de sus culpas al menos con dolor de atrición;

    – el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual. Por eso no hay que esperar para administrar el sacramento a que el enfermo esté ya en la agonía; lo lógico es que esté plenamente lúcido. Sin  embargo, si ha perdido ya el conocimiento, tiene derecho a que se le suministre el sacramento y así debe hacerse, aunque bajo condición, en la duda de si vive.

    – la preparación para el paso a la vida eterna.

A propósito de la Unción es oportuno recordar que la Iglesia ayuda a los enfermos también con el Viático. Los buenos cristianos deben preocuparse de que reciban con frecuencia la comunión y, si es enfermedad grave, a modo de Viático, que significa «preparación de viaje»: el viaje a la vida eterna.

Modo de administrar este sacramento

   La administración de este sacramento tiene diversas ceremonias. Lo esencial de la celebración -igual que en los demás sacramentos- es la aplicación de la materia (santos óleos) y forma (palabras que pronuncia el ministro mientras unge al enfermo). El sacerdote unge con óleo bendecido (aceite consagrado por el obispo el Jueves Santo, de ahí el nombre de «santos óleos»)  la frente y las manos del enfermo, mientras dice: «Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo». Respuesta: «Amén». Y añade: «Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad». Respuesta: «Amén». En caso de necesidad, el presbítero que administra la Unción puede bendecir el óleo entonces.

Hay que prepararse para el momento de la muerte

   Dios acude en nuestra ayuda en todo momento, como Padre que nos ama y nos quiere felices en la tierra y después eternamente en el cielo. El haber estudiado este sacramento nos debe hacer pensar en la realidad de la muerte, que recuerda la necesidad de vivir siempre en gracia de Dios, crecer en vida cristiana, aceptar los sufrimientos que tengamos en esta vida y recibir con alegría la muerte, sabiendo que es el paso necesario para encontrarnos definitivamente con Dios en el cielo.

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