Lección de El afecto

Primera parte

El afecto es una manifestación de cariño entre los hombres y entre los animales. La forma más original es el afecto de los padres por sus hijos y de éstos hacia sus padres. Se recuerda la imagen de una madre cuidando a un bebé, la de una perra o una gata cuidando a sus crías, jugando por el suelo, acariciándose unos a otros. Por eso al afecto se la ha llamado amor familiar, pero también es muy importante durante el noviazgo. Hay muchas formas de manifestar el afecto: un abrazo; un ligero beso en los labios no pasional, en la mejilla o en la frente; un ligero toque en el brazo, en la mano o en el cabello y una sonrisa cariñosa. Todos tienen necesidad de afecto y en ocasiones un gesto afectuoso es un modo acertado de comunicar el amor y a veces, el único. “Hace años, Ann Landers llevó a cabo una encuesta entre sus lectoras casadas, preguntándoles si preferían ser acariciadas a tener relaciones sexuales. En torno al 70 % prefirió las caricias. No creo que se debiera a que no les gustaban dichas relaciones, sino a que hacía mucho tiempo que nadie las abrazaba.” (1).

Segunda parte

   Las manifestaciones de afecto han de hacerse con moderación. Actualmente está extendida la actitud hedonista del placer: “si me resulta agradable debo atracarme de eso”. Al que le gusta el fútbol le gustaría estar todo el día viendo partidos y hablando con sus amigos de las principales jugadas. Al que disfruta besando a su pareja, desea terminar durmiendo con ella. Pero en cualquier lugar en que se ponga el límite, ya sea un abrazo, un beso cálido o una relación sexual, siempre se quedará igualmente insatisfecho. ¿Por qué? Porque el hombre tiende a la felicidad infinita y los medios de que dispone (alcohol, droga, sexo) son siempre finitos y limitados. Cuánto más aspire a tener, más insatisfecho quedará al final. Sin embargo, si se mantiene en un nivel moderado y lícito, esto le capacita para estar desprendido del placer, y está libre para entregarse al amor desinteresado, sin estar esclavizado por las pasiones y sin usar a los demás para satisfacerlas.

Tercera parte 

   Las chicas les pueden decir a los chicos lo que les gusta y lo que no. Esto es una forma de enseñarle cómo ha de ser el trato mutuo. Muchos novios no alcanzan la intimidad durante el noviazgo porque están muy atareados en besarse y abrazarse (entre otras cosas), cuando tendrían que estar hablando de sus sentimientos y del proyecto del futuro matrimonio. ¿Qué se puede decir de las expresiones de cariño en público? Estas manifestaciones deberían ser pocas y siempre en los lugares oportunos. Porque las caricias insistentes y los besos prolongados reclaman intimidad y vida privada. Resulta realmente incómodo y desagradable ver que un hombre y una mujer son incapaces de apartar sus manos el uno de otro.

(1) T.G. Morrow. Noviazgo cristiano en un mundo super-sexualizado. Editorial Rialp. Madrid. 2008. Página 48.

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