Lección de El domingo o día del Señor

Dios manda que le dediquemos un día de la semana de modo especial; un día para Él y para que podamos descansar. Los israelitas celebraban el sábado, conforme se lo ordenó a Moisés en el Sinaí; pero los Apóstoles señalaron el domingo, que es el día en que resucitó Jesucristo. También en domingo, el Espíritu Santo vino sobre los Apóstoles en la fiesta de Pentecostés. Domingo significa día del Señor,, y se llama así por conmemorar la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Las fiestas de precepto

    Además del sábado, los israelitas celebraban otras fiestas a lo largo del año; la más importante era la Pascua. Los cristianos celebramos también fiestas en las que conmemoramos los principales misterios de la vida de Jesús: Navidad, Epifanía, Presentación en el templo, Corpus Christi…; de la Santísima Virgen: Maternidad divina, Inmaculada Concepción, Asunción, Visitación…; y de los santos: San José, San Pedro…

        La Iglesia determina qué fiestas son de precepto o de guardar, es decir, aquellas que debemos santificar como si fueran domingo. En la liturgia católica la fiesta más solemne es la Pascua o día de la resurrección de Cristo, que se repite cada domingo.

La asistencia a Misa

  Aunque todos los días han de vivirse santamente, Dios ha querido que le adorásemos  y diésemos culto de manera especial los domingos y fiestas de guardar. ¿Y cómo santificar el domingo y las fiestas de guardar? Principalmente asistiendo a la Santa Misa. La Misa es el acto más grande de adoración y culto que podemos ofrecer a Dios en la tierra. Al igual que los primeros cristianos, nos reunimos alrededor del altar y del sacerdote -que representa a Jesucristo- para celebrar el santo sacrificio de la Misa.

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