En la meseta de Irán, al Este de Mesopotamia, vivían los medos y persas, que se dedicaban al pastoreo. En el siglo VI a. C. el rey persa Ciro unificó a su pueblo y conquistó Asia Menor, Mesopotamia (al derrotar al rey Nabucodonosor, rey de Babilonia), Fenicia y Palestina. Su hijo Cambises conquistó Egipto. Con esto dominaron todo el Próximo Oriente.
El rey Darío organizó este gran imperio, pero empezó la decadencia sobre todo en las guerras Médicas contra los griegos. El imperio persa cayó bajo el conquistador griego Alejandro Magno y se desintegró rápidamente.
Los cretenses y aqueos
Creta es una isla alargada, que está situada en el mar Mediterráneo, al Sur de Grecia. Hacia el año 3.000 a. C. aparece en esta isla una floreciente civilización. Eran agricultores y marinos y establecieron relaciones comerciales con Egipto y Fenicia a quienes les vendían aceite, vino, cerámica y utensilios de bronce. El rey de la isla o minos construyó el palacio de Cnossos, con abundantes adelantos y comodidades (ver fotografía superior).
Adoraban al toro y de aquí surgió la leyenda griega del Minotauro (monstruo mitológico con cuerpo de hombre y cabeza de toro).
En la península del Peloponeso, al Sur de Grecia, aparecieron en el año 1.400 a. C. los aqueos, que era un pueblo guerrero que conquistó la isla de Creta. Los aqueos construyeron ciudades fortificadas como Micenas y Tirinto.