
1
Érase una vez un pequeñín
de cabello rizado y ojos gratos,
un niño que decía la verdad
y nunca decía una mentira.
2
Y cuando a la escuela se marchaba,
todos los niños exclamaban:
«allá va el niño de los rizos,
el niño que nunca, nunca miente».
3
Y todos muchísimo lo amaban
porque él siempre decía la verdad,
y cada día, a medida que crecía,
se decía: allá va el niño honesto».
4
Y cuando la gente que allí estaba
preguntaba por qué así le llamaban,
la respuesta siempre era la misma:
«Porque nunca dice una mentira».