El niño… sólo ahora se daba cuenta de estar hablando con una hormiga.
– Pero… ¡no puede ser! -exclamó.
– ¿El qué?
– Que tú hables y yo te entienda…
– Pero ¿no has leído en tus libros que las hormigas tenemos un lenguaje?
– Sí -reconoció Ladis-. Sólo para entenderos entre vosotras.
JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ SILVA
Pulsar la opción correcta.