
Los discípulos veían que Jesús rezaba con frecuencia. Un día le dijeron:
– Señor, enséñanos a rezar. Y Jesús les dijo:
– Rezaréis así: Padre nuestro que están en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.