Lección de El pudor

Primera parte

    El pudor es una especie de vergüenza nacida del temor a realizar un acto indecoroso o indigno. Hace referencia a la honestidad, modestia y recato, especialmente en el vestido de las mujeres.

   Para comprender el alcance del pudor hay que considerar las diferencias entre los hombres y las mujeres. En general, las mujeres miran a la persona completa y pueden pensar: “es guapo”. Los hombres experimentan la sexualidad de una manera más fuerte y más acentuada y suelen ver el cuerpo de la mujer como un objeto de placer. Por eso las mujeres deberían esforzarse en vivir el pudor para disimular los valores sexuales del cuerpo, evitando la excitación carnal de los hombres.

¿Qué vestidos suelen ser impúdicos en la actualidad? En primer lugar la minifalda, que afecta sexualmente a los hombres, al menos levemente. En otras ocasiones van con el ombligo al aire, pechos semidesnudos, trajes ceñidos o trajes de baño indecentes. Después del primer impacto, los hombres suelen hacerse una opinión sobre la totalidad de esa mujer. Piensan que “no tiene pudor” o “no tiene dignidad”. Y por supuesto ningún hombre sensato estará dispuesto a comenzar con ella una relación amistosa o afectiva seria. Otros hombres pueden considerar a esa mujer como una oferta o una especie de objeto en venta, a la que se acercan para conseguir un placer sexual al instante.

Segunda parte

    Algunas chicas piensan que si los hombres tienen un problema con su modo de vestir el problema es de ellos. Esto no es así por dos razones: La primera porque vivimos en comunidad social y todos debemos ayudarnos a vivir decentemente. En segundo lugar, el problema también es de la mujer porque si viste de forma provocativa puede sufrir la agresividad de los hombres, que acuden descontrolados a ellas como unos “animales”. La mujer tiene cierta responsabilidad del modo en que reacciona el hombre, aunque no puede cargar con las malas conductas de ellos.

   Una mujer elegante suele ser elegante, vistiendo a la moda, pero sin vestidos llamativos, que desvíen las miradas. Algunas madres, obsesionadas por el éxito y el futuro de sus hijas las convierten en una especie de supermercado con autoservicio para los ávidos ojos masculinos.

Tercera parte 

    Puede haber tres razones para vestir con poco decoro: la excitación que siente la misma mujer con ropas ajustadas o escotadas; la influencia de la moda, aunque esa influencia actual es débil; y el deseo de atraer a los hombres, que muchos de ellos terminan pensando: “seguro que es una más”.

   Para algunos autores resulta imprescindible una cierta revolución en la forma de vestirse las mujeres para lograr una renovación de nuestra cultura.

   Cuando un chico se encuentra con una chica vestida indecorosamente puede bajar la mirada al suelo o mirar hacia otra parte o pensar que es una hija de Dios y que tiene alma capaz de salvarse o condenarse. Puede que diga una pequeña oración para que cambie su apariencia en el futuro. Si hay ocasión se le podría decir: “alguien tan hermosa como tú no necesita llevar ese vestido. Tienes mucho más que ofrecer que el atractivo sexual”. Hay una pequeña esperanza de que cambie.

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