
El quinto mandamiento es: No matar. La vida es un don de Dios que hemos recibido a través de nuestros padres. No somos dueños de la vida sino administradores. Debemos respetarla y cuidarla desde el comienzo hasta el fin.
El hombre tiene el deber de conservar su vida del cuerpo, procurando su perfeccionamiento con el alimento adecuado, la limpieza y el deporte. Se oponen a este deber el suicidio (quitarse uno voluntariamente la vida), la mutilación de algún miembro, la eutanasia (acortar la vida para rehuir el dolor), la gula, la embriaguez y el tomar drogas.
Los deberes para con los demás son el respeto a la vida ajena, estando prohibido el homicidio (matar a otra persona) y el aborto (matar a un hijo en el vientre de la madre).
Este mandamiento manda querer bien a todos y perdonar a nuestros enemigos. También prohíbe el odio, la envidia, las riñas, peleas y desear el mal al prójimo.
El escándalo es toda palabra, obra u omisión que incita a otros a pecar.