Lección de El sepulcro vacío

El día siguiente al sábado, al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro; entonces echó a correr, fue a Simón Pedro y al otro discípulo al que Jesús amaba (Juan), y les dijo:

   – Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto. Salió Pedro con el otro discípulo y fueron al sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio allí los lienzos caídos, pero no entró. Llegó tras él Simón Pedro, entró en el sepulcro y vio los lienzos caídos, y el sudario que había sido puesto en la cabeza, no caído junto con los lienzos, sino aparte, todavía enrollado, en un sitio. Entonces entró también el otro discípulo que había llegado antes al sepulcro, vio y creyó. No entendían aún la Escritura según la cual era preciso que resucitara de entre los muertos. Los discípulos se volvieron de nuevo a casa. (Juan 20, 1-10)


Juan, que llegó antes -quizá porque era más joven-, no entró por deferencia hacia Pedro. Esto insinúa que ya entonces Pedro era considerado como cabeza de los Apóstoles.

(Pintura: Entierro. TOURNER, Nicolás. Museo de los Agustinos. Toulouse). 

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