Las bienaventuranzas
Jesús subió al monte seguido de una gran multitud y les predicó el Sermón de la Montaña con las bienaventuranzas:
– Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.
– Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados.
– Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán hartos.
– Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.
– Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.
– Bienaventurados los pacíficos porque ellos serán llamados hijos de Dios.
– Bienaventurados los que sufren persecución de la justicia porque de ellos será el Reino de los Cielos.


Amor a los enemigos
Jesús les dijo también:
– Amad a vuestros enemigos, haced el bien a quien os odia y rezad por quien os calumnia.
Y si alguien os da una bofetada en una mejilla ofrecedle la otra.
Si os pide una túnica, dadle también la capa.
Haced a los demás lo que quisierais que os hicieran a vosotros.
El Padrenuestro
Los discípulos veían que Jesús rezaba con frecuencia. Un día le dijeron:
– Señor, enséñanos a rezar. Y Jesús les dijo:
– Rezaréis así: Padre nuestro que están en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
