Dios ha creado muy diferentes al hombre de la mujer. A este hecho podemos encontrar dos causas. Una sería la de prepararnos al encuentro con Dios, que es totalmente el Otro. Ambos novios han de aprender a adaptarse a su pareja, comprenderse y buscar una buena comunicación. La otra razón sería que en Dios están todas las virtudes que generalmente asociamos con los hombres y las mujeres. El novio tiene que aprender la sensibilidad, la dulzura, la intuición y la preocupación personal de la novia. Ella a su vez ha de aprender la lógica, la disciplina, la motivación y la firmeza de él. No siempre se dan estas características en ambas personas, pero lo ordinario es que sea así. Cuando en un hombre y en una mujer se dan las virtudes de su sexo y aprende las virtudes de su pareja, se podría decir que está preparado para Dios.