Es evidente que existen cosas, plantas, animales y hombres.
Si desde toda la eternidad no hubiera existido nada, nada existiría tampoco ahora.
Los seres no podían darse a sí la existencia, puesto que no existían. Tampoco podían recibirla de la nada, porque la nada es nada y no produce nada.
Era menester, pues, que existiera un primer ser eterno para dar existencia a los otros.
(Pintura: El agua. ARCIBOLDO, Giuseppe. Museo Kunsthistorisches. Viene).