
Algunos automovilistas no encuentran una explicación racional al accidente de tráfico y se amparan ante el juez en fenómenos paranormales, como el siguiente:
“Un coche invisible que salió de la nada me dio un golpe y desapareció.”
“Llevaba”, dice otro en su declaración, “cuarenta años conduciendo cuando me dormí al volante.”
“Cuando llegué al cruce apareció de pronto una señal donde nunca había habido una señal de STOP antes y no pude parar a tiempo.”
“Había estado todo el día comprando plantas”, detalla otro afectado, “y cuando llegué al cruce, un arbusto surgió de pronto oscureciendo mi visión y no pude ver el coche que venía”.
Los hay también que les cuesta comprender qué pasó exactamente. Cuenta uno: “Volviendo al hogar me metí en la casa que no es y choqué contra un árbol que no tengo”.
En un caso, el automovilista inmiscuye a la madre de su esposa, que le acompañaba en el viaje, en el accidente: “Saqué el coche del arcén, miré a mi suegra y me fui de cabeza al terraplén”.