Lección de Hércules y el carretero (m)

Algunas personas demuestran una voluntad casi milagrosa para esperar a que otros vengan a hacerles el trabajo. Este vieja fábula nos ayuda a entender prontamente que el único trabajo cierto es el que hacemos nosotros.

    Un carretero conducía a sus animales por un camino fangoso con una carga completa, cuando las ruedas de la carreta se hundieron tanto en el lodo que los caballos no pudieron moverla. El carretero miraba desesperado en torno, llamando a Hércules  a voz en cuello para pedirle ayuda. Al fin el dios se presentó, y le dijo:

            – Apoya el hombro en la rueda, hombre, y azuza tus caballos, y luego pide auxilio a Hércules. Si no alzas un dedo para ayudarte a ti mismo, no esperes socorro de Hércules ni de nadie.

                                    Esopo.

    El cielo ayuda a los que se ayudan.


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