Lección de Hombre

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Duración: 10 minutos

   Objetivo: 

Valorar que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.




    Cuando Dios fue a crear al hombre dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza». Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra. Pero el alma la creó de la nada, para que diera vida al cuerpo. El alma tiene entendimiento, memoria y voluntad.
    Dios creó la maravilla del cuerpo humano, tan perfecta en su funcionamiento. El cerebro, los nervios, los ojos, los oídos, el corazón, los pulmones, etc., son una obra maestra de sabiduría y de inteligencia. El ojo, por ejemplo, es de una construcción delicadísima, semejante a una cámara fotográfica. Ese ojo ¿se habrá hecho solo? Todo lo contrario, se necesita la Inteligencia Infinita de Dios para crearlo. Observemos el estómago, ese maravilloso órgano donde se transforman los alimentos mediante la digestión. El alimento pasa a la sangre para nutrir y vigorizar el cuerpo. El estómago es como una poderosa industria alimenticia, lo cual revela que ha tenido que haber una Inteligencia para construir el estómago. El corazón es semejante a una bomba aspirante e impelente. Está ideado con toda exactitud y ciencia para su funcionamiento. Si la máquina del corazón artificial la ha hecho la inteligencia humana, el corazón del hombre, con su funcionamiento tan perfecto, ¿se ha podido hacer por sí solo?
    Todo este prodigio de ciencia y sabiduría que brilla en la construcción y funcionamiento del cuerpo humano no se ha hecho solo. Se requiere la sabiduría y la Inteligencia Infinita de Dios.
    ¿Y para qué ha creado Dios al hombre? Lo ha creado para que, después de amarle en esta vida seamos eternamente felices con El en el Cielo.

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