
Objetivo:
Conocer las características del infierno.
La más horrible desgracia que le puede suceder al hombre es morir en pecado mortal. Pues Dios nos castiga con el fuego eterno del infierno. Que en el infierno hay fuego lo dice Jesucristo: «Apartaos de Mi, malditos, al fuego eterno.» (Mateo, 25.)
Pero lo más horrible del infierno es estar apartado de Dios, no ver jamás la gloria de Dios, ni su Belleza y Amor eterno e Infinito. ¡Qué triste tiene que ser no ver a Dios la fuente de la felicidad!
Principalmente van al infierno los que no hicieron obras buenas y en la hora de la muerte no se arrepintieron de sus pecados. Jesucristo les dirá: «Apartaos de Mí malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui peregrino y no me alojasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. (Mateo, 25.) Y ellos le preguntarán al Señor cuándo no hicieron todas esas cosas con Él. Jesús les dirá: «En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer eso con uno de estos pequeñuelos, conmigo dejasteis de hacerlo». E irán al suplicio eterno. (Mateo, 25.) Dios no quiere almas desprovistas de amor y caridad.