
Contaba el Papa Juan Pablo I en una audiencia del 6 de septiembre de 1978: Yo, de obispo en Venecia, solía ir a veces a visitar asilos de ancianos. Una vez encontré a una enferma anciana.
-Señora, ¿cómo está?
-Bah, comer, como bien; calor, bien también, hay calefacción.
-Entonces, esta contenta, ¿verdad?
-No.
Y casi se echó a llorar.
-Pero, ¿por qué llora?
-Es que mi nuera y mi hijo no vienen nunca a visitarme. Yo quisiera ver a los nietecitos.
El comentario es del mismo Juan Pablo I: “No bastan la calefacción, la comida: hay un corazón; es menester pensar igualmente en el corazón de nuestros ancianos.”
Jesús Azcárate. Para seguir avanzando. Juvenil. Mundo Cristiano.
{{cell.letter}}