
Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y se elevaba al Cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran gozo. Y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios. (Lucas 24, 50-53).
Hay, además, otras muchas cosas que hizo Jesús, y que si escribieran una por una, pienso que ni aún el mundo podría contener los libros que se tendrían que escribir. (Juan 21,25).
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Cristo nos espera. Vivimos ya como ciudadanos del cielo (Phil III, 20), siendo plenamente ciudadanos de la tierra, en medio de dificultades, de injusticias, de incomprensiones, pero también en medio de la alegría y de la serenidad que da saberse hijo amado de Dios». (Es Cristo que pasa, n.126).
(Pintura: La Ascensión del Señor).