
A los cuarenta días de la Resurrección, sacó Jesús a sus discípulos «cerca de Betania y levantando los ojos los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y se elevaba al cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran alegría.» (Lc 50, 50-52).
Ahora el Señor está en el cielo sentado a la derecha de Dios Padre.
Subió al cielo para prepararnos un lugar en la gloria y para enviar el Espíritu Santo a su Iglesia.
Cada domingo vamos los cristianos a Misa para celebrar la Muerte y Resurrección de Jesucristo.