Tanto en el noviazgo como en el matrimonio surgen problemas de comunicación y enfados entre los dos. Por eso es importante aprender a resolverlos.
Una primera explicación es que el hombre y la mujer son diferentes y tienen formas de pensar y sentir distintas. El hombre tiene que saber lo que piensa ella y al revés. El secreto para llevarse bien es la adaptabilidad. Comprender y ponerse en el lugar del otro.
Parece que el 80% de los enfados se originan por faltas de delicadeza: olvidarse del aniversario del primer encuentro, del cumpleaños; nombrar demasiado a una antigua novia; estar muy pendiente de la familia de sangre; no llamar por teléfono después de un hecho importante, etc. En general, suelen ser cosas pequeñas, pero llenas de sentimiento. Los chicos suelen ser más distraídos en estas delicadezas que las chicas.