Lección de La comunicación

Duración: 10 minutos

Primera parte

   Tanto en el noviazgo como en el matrimonio surgen problemas de comunicación y enfados entre los dos. Por eso es importante aprender a resolverlos.

    Una primera explicación es que el hombre y la mujer son diferentes y tienen formas de pensar y sentir distintas. El hombre tiene que saber lo que piensa ella y al revés. El secreto para llevarse bien es la adaptabilidad. Comprender y ponerse en el lugar del otro.

   Parece que el 80% de los enfados se originan por faltas de delicadeza: olvidarse del aniversario del primer encuentro, del cumpleaños; nombrar demasiado a una antigua novia; estar muy pendiente de la familia de sangre; no llamar por teléfono después de un hecho importante, etc. En general, suelen ser cosas pequeñas, pero llenas de sentimiento. Los chicos suelen ser más distraídos en estas delicadezas que las chicas.

Segunda parte

    Es posible que el hombre le compre rosas a ella, la lleve a restaurantes todas las semanas y va a visitar a su familia. Con esto piensa que así ha cumplido, pero no es así: tiene que estar pendiente de lo que le preocupa a ella en cada día.

    Cuando ella se enfada, él no debe justificarse, ni decir que eso tiene poca importancia, ni que es demasiado sensible. Todo esto la pondrá más furiosa y no la podrá ayudar. La mujer está más vinculada a sus emociones y el hombre es quien tiene que calmarla.

    “Los hombres y las mujeres piensan de modo diferente. Los hombres se centran en el problema o en la solución. Las mujeres se centran en sus sentimientos; no les preocupa lo fundamental, sino su corazón, al que están estrechamente conectadas. En otras palabras, el problema no suele ser el problema. El problema es su corazón. ¿Así es como se ocupa él de su corazón? y ¿cómo puede ella ayudarle para que lo haga?” (1)

Tercera parte

    Cuando la mujer se enfada, el hombre trata de analizar y resolver el problema. Pero la mujer necesita hablar mucho y desahogarse, mientras que él ha de esforzarse en prestarle atención, comprenderla, consolarla, amarla y si es necesario abrazarla cariñosamente sin decirle apenas nada. Esto es realmente lo que cuenta. El amor, más que un sentimentalismo, es la preocupación por el bien del otro. Podrá haber momentos en que el corazón no sienta un sentimiento cálido pero es necesario decirle “te amo” porque en el matrimonio se promete amarla y honrarla todos los días de la vida.

    El hombre ha de esforzarse hacer de su mujer la persona más importante de la vida, colocarle en su cabeza la corona de reina, hacer de ella el número uno. Para ello ha de amarla de forma romántica, invitarla a salir todas las semanas y hacerla sentirse importante. No se debe menospreciar su opinión y hay que respetarla siempre.

    Cuando se produzca un enfado entre ambos, lo que ha de hacer cada uno es reflexionar qué parte de culpa es suya, reconocerlo y pedirle perdón al otro cuanto antes. Es una mala práctica estar una semana “sin hablarse”, porque esto es un veneno para la relación.

(1) Morrow T.G. Noviazgo cristiano en un mundo super-sexualizado. Editorial Rialp. Página 147.


1. Los problemas de comunicación se deben a los...
2. Los hombres y mujeres tienen formas de pensar...
3. Ambos se han de...
4. El hombre suele ser menos...
5. El hombre suele comprarle...
6. La mujer está más vinculada a sus...
7. El hombre se centra más en el...
8. La mujer se centra en el...
9. Lo mejor es pedir...
10. El no hablarse es como un...
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