Lección de La comunión de los santos

La comunión de los santos

    Todos los miembros vivos de la Iglesia están unidos a Jesucristo por la gracia y se unen entre sí formando el Cuerpo de Cristo. Todos participan de los mismos bienes espirituales y esto es la Comunión (común unión) de los santos.

   La Iglesia la formamos no solo los bautizados que vivimos en la tierra (Iglesia militante) si no también los santos en el cielo (Iglesia triunfante) y los que están purificando su alma en el purgatorio antes de entrar en el cielo (Iglesia purgante). Nos podemos ayudar entre todos con los méritos de Jesucristo, de la Santísima Virgen y de los santos; de la Santa Misa, de los sacramentos y de las oraciones y buenas obras de los fieles.

   La Iglesia triunfante del cielo puede ayudar a los de la tierra y a los del purgatorio.

   La iglesia militante de la tierra puede ayudar a los del purgatorio.

El perdón de los pecados

    Los hombres somos pecadores y ofendemos a Dios cuando cuando no cumplimos lo que Él nos pide; ofendemos también a nuestros hermanos los hombres y, con ello, ofendemos a Dios. El hombre tiene una gran necesidad de perdón de Dios.

   Jesús concedió a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados cuando dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quiénes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quiénes se les rengáis, les quedan retenidos.» (Jn 20,22-23). La Iglesia puede perdonar todos los pecados, por muchos y graves que sean. Los perdona en nombre de Jesucristo por el sacramento de la Penitencia. Pueden perdonar los pecados el Papa, los obispos y los sacerdotes que estén debidamente

La Virgen María y Jesús no cometieron ningún pecado. Los demás somos pecadores, pero podemos buscar un sacerdote y confesarnos.


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