Lección de La donación total

Duración: 10 minutos

1. Donación y entrega

    En el noviazgo, el amante se deja absorber pasivamente por los encantos del otro. Para el enamorado el amor se reduce a sentir y desear al otro de forma espontánea. Se podría decir que hay una entrega pasiva, por simple encantamiento. Sin embargo, entre los esposos la entrega es fruto de una decisión libre basada en la reflexión de amar a la otra persona. En este caso, los esposos no son arrastrados por una pasión, sino que su entrega es activa, al comprender que el otro merece su amor.

   El paso de la entrega por enamoramiento a la entrega por decisión de la voluntad hace que el amor sea pleno y total. Este amor es pleno porque además de comprender el plano instintivo y sensible, también abarca el factor racional. El hombre piensa y decide querer a la otra persona.

   La donación es total cuando se entrega la persona entera y para siempre. Por eso el amor es indisoluble. Si el amor conyugal no es pleno y total se estará apoyando en arenas movedizas y así no se puede edificar nada sólido.

2. El amor benevolente

   Aristóteles decía que amar es querer el bien para el otro. Ese bien consiste en procurar que el otro sea mejor, que crezca por dentro, que se perfeccione como persona. El amor benevolente aspira a que el otro consiga lo que puede y debe llegar a ser y a ayudarle a conseguirlo.

   El amor benevolente, además de hacer feliz al amado, le hace valioso. Sabe detectar y cultivar en el otro cualidades que apenas se conocían, es decir, que estaban en estado potencial, esperando que alguien le ayudara a activarlas.

   El amor es dar y recibir. Hemos de aprender a dar, es decir, pensar en el otro para hacerle feliz, ofreciéndole no solo lo material, sino la ternura, la confianza, la comprensión y la paciencia.  Pero además de dar, también hay que aprender a recibir, o sea, aceptar y agradecer lo que da el otro cónyuge. Quien no sabe recibir se incapacita para dar en el futuro.

   Otra característica del amor benevolente es que hace el bien al otro, pero en silencio, sin espectáculo. Es un amor callado.

3. Actos concretos y continuados de amor

   En el matrimonio no basta «quererse» sino que es necesario «querer quererse», es decir, decidirse a querer a la otra persona en todas las circunstancias y con sus defectos. Y esto no solo en el aspecto sentimental sino con actos concretos y continuados de amor.

   – Seguir los dos la misma suerte, acompañándose y apoyándose mutuamente aunque puedan surgir dificultades.

   – Pensar o intentar pensar exclusivamente en el otro: su estado de ánimo, su salud, su humor y su fracaso o éxito en el trabajo. Y todo esto hacerlo con delicadeza, ternura y satisfaciendo sus gustos.

   – Saber dar el bien al otro, pero buscando la novedad y el factor sorpresa. Es bueno introducir sorpresas en la vida conyugal para evitar un posible mal acostumbramiento o la simple rutina.

   – También es positivo compartir algunas costumbres: dar paseos juntos, leer algunas páginas de un libro de humor o entregarse al sueño después de dar un beso al otro. Esto sirve para consolidar una hermosa historia de amor.

   – Los matrimonios que duran no suelen ser los que se apoyaron en el amor-pasión, sino los que se basaron en el amor-decisión, en  el compromiso de quererse.


1. En el noviazgo se deja absorber pasivamente el...
2. Los esposos no son arrastrados por una...
3. Cuando se entrega la persona entera la donación es...
4. El amor benevolente trata de hacer al amado...
5. Sabe detectar y cultivar en el otro sus...
6. El amor es recibir y...
7. Además de dar, hay que aprender a...
8. Los esposos han de seguir la misma...
9. Hacer el bien al otro buscando la...
10. Algunas costumbres las han de...
Volver a: La familia (crucigramas)