– FRANCIA. Cuando murió Enrique IV, Luis XIII tenía nueve años y tomó los poderes el cardenal Richelieu, que dijo: «Pretendo arruinar a los calvinistas, rebajar el orgullo de los nobles, fortalecer el poder del rey y elevar a Francia a una situación de predominio en Europa, derrumbando la fortaleza de España».
Todo lo consiguió. Con la minoría de edad de Luis XIV se entregó el poder al cardenal Mazzarino que siguió la política del anterior. Luis XIV fue un gran rey al que se le llamó el «Rey Sol» y su voluntad tenía fuerza de ley. Decía: «el Estado soy yo». (Ver el dibujo superior).
– INGLATERRA. Se adelantaron en un siglo en la evolución política, pues el parlamento limitaba considerablemente el poder real. Carlos I era partidario de la monarquía absoluta pero fue vencido por el parlamento.
– EL IMPERIO ALEMÁN y los orígenes de Prusia. La guerra de los Treinta años y la paz de Westfalia aniquilaron la autoridad del emperador que dividió el Imperio en varios Estados que se gobernaban a si mismos. Prusia alcanzó entonces una gran importancia, pasando de ser una familia de señores de importancia secundaria a convertirse en monarcas.
– POLONIA. Era un extenso Estado con una gran anarquía nobiliaria y unos reyes débiles. Los nobles proclamaron la monarquía electiva por la que los reyes tenían que comprar su elección a fuerza de concesiones a los nobles.
– RUSIA. Iván III el Grande fue el unificador del país y se acercó a Europa por su matrimonio con Sofía Paleólogo, nieta del último emperador bizantino. Iván IV el Terrible se caracterizó por su gran crueldad. A su muerte hubo un periodo de turbulencias y Miguel Romanov inició la dinastía Romanov, que gobernó Rusia desde 1613 hasta la llegada del régimen comunista en 1917.
– LA DECADENCIA DE LOS TURCOS. Después de Solimán el Magnífico y Selim II, la potencia de los turcos decae. Los soldados genízaros perdieron sus virtudes militares y las intrigas del harem debilitaron el carácter de los sultanes.