La existencia del hombre es un a prueba decisiva de la existencia de Dios porque no hay efecto sin causa capaz de producirlo. El hombre es un ser que piensa, reflexiona y quiere y no puede provenir sino de una causa inteligente y creadora. Cada hombre puede decir: yo pienso, luego existo, luego Dios existe.
(Pintura: San Jerónimo y el león. CARPACCIO, Vittore. Escuela de San Giorgio. Venecia)