Un principio que hay de recordar es el de no estar solo innecesariamente, con una persona del sexo opuesto durante un tiempo prolongado o en sucesivas ocasiones. Algunas personas son ingenuas y consideran que no es necesaria esta precaución, porque su matrimonio es muy firme, pero los hombres somos débiles y hay que evitar las ocasiones.
Los esposos pueden hacer muchas cosas para conservar la fidelidad matrimonial. En primer lugar, decirle a su esposa con frecuencia que le quiere y tratar su corazón con el máximo respeto y la mayor ternura. Esto es más importante y necesario que regalarle rosas, comprarle alhajas o hacer viajes, aunque esto tampoco hay que olvidarlo. Cuando la mujer está enfadada o triste lo mejor es abrazarla, dejarle hablar y pedir perdón por posibles ofensas.
El acto propio del matrimonio expresa y perfecciona el amor conyugal. Se ha de tener la intención de complacer al otro, no a uno mismo y esto ayudará a acrecentar el amor entre el hombre y la mujer. El acto conyugar se basa en adaptarse a las necesidades del otro.