Cuando la relación matrimonial languidece, las relaciones profesionales y de otro tipo pueden ocasionar que el marido o la mujer tengan puntos en común con un colega de distinto sexo, que si no se corta pronto puede llegar a la infidelidad y ruptura matrimonial. Por otra parte, la desconfianza infundada y los celos excesivos pueden dañar el matrimonio más incluso que una falta de lealtad.
Cuando un cónyuge se da cuenta de que en el otro nace un sentimiento amoroso hacia un extraño, debería examinarse él mismo sobre su parte de culpa: si ha dejado solo al otro, si no lo ha escuchado suficientemente, si no le ha contado todas las cosas, si se ha dejado absorber por su trabajo profesional o por las tareas de la casa.
Después de esto habrá que comenzar a prepararle el camino de regreso. No es falta de dignidad la acogida amorosa a quien nos ha engañado, cuando éste se arrepiente de veras.

También hay que perdonar y olvidar. El que perdona al otro, se perdona a sí mismo. Es el camino para poder estar de nuevo contentos y reconstruir una nueva confianza.
(Pintura: Las Meninas o La familia de Felipe IV. VELÁZQUEZ, Diego Rodríguez de Silva y. Museo del Prado. Madrid).