Objetivo:
Vivir la justicia
Es voluntad de Dios que vivamos todos los hombres en justicia y amor mutuo. Primero hemos de amar a Dios y luego amarnos los unos a los otros.
Dios tiene derecho a darnos leyes para que rijan nuestras vidas. Dan leyes los gobernantes, órdenes los jefes y directores. Si todos estos tienen derecho a ordenar y mandar, muchísimo más tiene Dios para darlas, pues es nuestro Creador y Señor.
Y Dios nos ordena cumplir sus divinas leyes para bien nuestro y bien de todos. Son diez Leyes para que vivamos en paz, justicia y amor con nuestros semejantes. Cumpliendo los mandamientos nos hacemos felices unos a otros. Una señora va por la calle a comprar alimentos para su casa. Al abrir su bolso se le cae un billete de cien euros al suelo, pero no se da cuenta de nada. Un hombre que ha visto caer el billete al suelo lo recoge y se lo guarda. Cuando la señora se dé cuenta de que le falta el billete de cien euros se llevará un disgusto. Aquel hombre, por no cumplir los mandamientos, ha causado un mal a aquella señora, y a él mismo un pecado a su alma. Este hombre se ha enfrentado contra la Ley de Dios y ha faltado a ella. Pero supongamos que este hombre es bueno; al recoger el billete inmediatamente se lo entrega a la señora. Figuraos la alegría y el agradecimiento de la buena mujer. Este hombre ha cumplido con los mandamientos de Dios. Ha dado a una persona paz y alegría. Y, a si mismo, un gozo y satisfacción grande por el cumplimiento del deber.
Un joven rico le preguntó a Jesús un día: «Maestro, ¿qué de bueno haré yo para alcanzar la vida eterna?» El le dijo: «¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es bueno; si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos. (Mateo, 19.) Los mandamientos nos preparan para el gozo eterno en el Cielo.
A veces son difíciles de cumplir los mandamientos. Pero por medio de la oración a Dios le pedimos su gracia para guardarlos y estemos seguros que Dios nos ayudará en ser fieles a ellos.