Se reproduce un artículo de Juanjo Romero sobre la actriz Raquel Welch y la píldora (1).
“Las sexo en punto: Raquel Welch y la píldora».
El 9 de mayo de 2010 se cumplía el 50 aniversario de la “legalización” de la píldora anticonceptiva. Desde entonces la píldora, sin más apellidos. Una historia de crueldad y mentiras, que, como en el Jardín del Edén, prometía la liberación y trajo dolor y cadenas.
No sé si con motivo del aniversario, CNN publicó un artículo de opinión de Raquel Welch: It’s sex o’clock in America. Quien tuvo, retuvo. Hay que admitirlo. Sigue espléndida y rompedora.
No es apto para fantásticas feministas, ojo, que he avisado. A la vuelta de los años, con la experiencia de 70 tacos, la sex-symbol se une al coro de las que desmontan el mito y llaman a las cosas por su nombre:
Me avergüenza admitir que yo misma he estado casada cuatro veces, y sin embargo, estoy convencida de que el matrimonio es la piedra angular de la civilización, una institución esencial para la estabilidad de la sociedad, que proporciona un santuario a los niños y nos salva de la anarquía.
Mira hacia atrás, y busca alguna de las causas de su tiempo perdido, de la situación de decadencia en la que ve sumida a las mujeres:
Si hubiera tenido una actitud diferente sobre el sexo, la concepción y la responsabilidad las cosas hubiesen sido muy diferentes.
El efecto más significativo y perdurable de la píldora en las actitudes sexuales femeninas en los sesenta fue: “ahora podemos tener sexo en el momento que queramos sin sus consecuencias”. Aleluya, viva la fiesta.