Para ayudarnos a cumplir el tercer mandamiento de la ley de Dios, la Iglesia ha impuesto la obligación de oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar. Este mandamiento obliga al cristiano que ha cumplido 7 años y tiene uso de razón. El que no asiste a Misa comete pecado mortal, a no ser que esté dispensado, como es el caso de un enfermo, o si tiene que recorrer una distancia larga, etc.; es decir, siempre que haya una causa justa y grave. Si se tiene duda, debemos preguntar.
La Iglesia puede imponer esta obligación porque tiene autoridad para dictar leyes, y no pretende otra cosa que ayudarnos a cumplir realmente la voluntad de Dios. De esta forma, nos concreta el contenido del tercer mandamiento de la ley de Dios.

Cómo asistir a Misa
El precepto obliga a oír Misa entera el mismo domingo y día de fiesta -o la víspera-, siguiendo el curso de la celebración con piedad y atención. Por eso hay que llegar puntuales, escuchar con atención las lecturas y la homilía, estando recogidos y atentos para participar en la Misa.
El descanso festivo
La vida humana sigue un ritmo de trabajo y descanso. La institución del domingo contribuye a que todos disfruten del tiempo de descanso y solaz suficiente, que les permita cultivar su vida familiar, cultura, social y religiosa.
En los domingos y fiestas de precepto, los cristianos deben abstenerse de trabajos y actividades que impiden dar culto a Dios, para gozar de la alegría propia del día del Señor y disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo.
Podemos descansar con diversiones sanas que no ofenden a Dios, con una vida familiar más intensa, haciendo deporte o excursiones, etc. Nunca deberíamos ofender a Dios, pero mucho menos en domingo o día de fiesta.