Lección de La participación en la Eucaristía

Objetivamente, la Misa es la acción más grande que se celebra en la tierra y, cuando asistimos, debemos participar con el mayor interés y devoción tratando de alcanzar el máximo fruto.

   Puesto que en la Misa se renueva el sacrificio del Calvario, deberíamos estar presentes con los mismos sentimientos de Santa María al pie de la cruz, acompañando a su Hijo plenamente identificada con Él.

Partes de la Misa

   La liturgia de la Misa se desarrolla conforme a una estructura fundamental, conservada a través de los siglos. Comprende dos grandes momentos con unidad básica: liturgia de la Palabra y liturgia eucarística, precedidas por los ritos iniciales y seguidas de la conclusión.

Ritos iniciales, que tienen carácter de introducción y preparación:

    a) Cuando el celebrante se dirige hacia el altar se reza o se canta el introito.

    b) El sacerdote besa el altar en señal de veneración, porque simboliza a Jesucristo.

    c) Saluda a los fieles y les invita a reconocer sus pecados, rezando el «Yo confieso…» u otra de las fórmulas aprobadas por la Iglesia, que se encuentran en el Misal Romano. Aunque este acto penitencial no tiene la eficacia del sacramento y el pecado mortal sólo se perdona con la confesión, hemos de arrepentirnos y dolernos sinceramente de los pecados.

    d) Finaliza el rito inicial con el rezo o canto del Kyrie y a veces del Gloria, seguidos de la oración colecta.

    A) LITURGIA DE LA PALABRA. En esta parte de la Misa se distinguen los siguientes momentos:

    a) Lecturas de la Sagrada Escritura. Los domingos y fiestas hay tres: una del Antiguo Testamento, otra del Nuevo y la tercera del Evangelio. Entre lectura y lectura se canta o se reza el Salmo responsorial, con una respuesta que todos repiten.

    b) Homilía. El sacerdote explica las verdades reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia, para instruirnos en la fe y animarnos a mejorar nuestra vida, tomando pie de las lecturas y del sentido de la celebración.

    c) Profesión de fe o Credo. Es el acto solemne en el que confesamos nuestra fe; lo rezamos de pie, inclinando la cabeza en señal de respeto, al decir: «y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre».

    d) Oración de los fieles. Con esta plegaria pedimos por la Iglesia, por el Papa y la Jerarquía, por las autoridades civiles y por todos los hombres, en especial por los más necesitados.

    B) LITURGIA EUCARÍSTICA. Es la parte principal de la Misa que renueva -mediante la Consagración- el sacrificio de Cristo en la cruz. Las principales acciones son:

    a) Presentación de las ofrendas u ofertorio. El sacerdote ofrece a Dios el pan y el vino, que son la materia del sacrificio; con el pan y vino se pueden llevar otros dones para compartirlos con los necesitados. El sacerdote invita a la oración pidiendo que el sacrificio de la Iglesia sea agradable al Señor: «Orad, hermanos, para que este sacrificio…» Los fieles responden: «El Señor reciba de tus manos este sacrificio…».

    b) El Prefacio es un canto de alabanza y de acción de gracias al recordar las maravillas de Dios, para concluir con el cántico de los ángeles en el cielo: «Santo, Santo… Hosanna en el cielo».

    c) Sigue la Plegaria eucarística o Canon cuyo centro es la consagración, en la que el sacerdote pronuncia en nombre de Jesucristo y con intención de consagrar las mismas palabras que Él dijo en la última Cena. En este momento, Jesucristo se hace realmente presente sobre el altar, renovando el sacrificio redentor de su Pasión y Muerte. Aprovechar el momento para hacer actos de fe y pedir a Jesús cosas por los vivos y difuntos.

    d) Rito de la comunión. Se inicia con la breve monición que introduce el rezo del Padrenuestro, al que acompañan otras oraciones. Luego el sacerdote presenta la Sagrada Forma: «Este es el Cordero de Dios…», y los fieles continúan con él: «Señor, yo no soy digno…» haciendo un acto de humildad y de fe. La mejor manera de participar en la Misa es acercarse a comulgar estando en gracia de Dios y debidamente preparados; si no se va a comulgar, es aconsejable hacer una comunión espiritual.

    e) Rito de conclusión. Con el saludo y bendición final se acaba la Misa. Si se ha comulgado, conviene ocuparse unos minutos en dar gracias al Señor.

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