Lección de La propiedades del matrimonio

El matrimonio, tanto en la condición de institución natural como en la de sacramento cristiano, está revestido de dos propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad.

    Unidad quiere decir que el matrimonio es la unión de un solo hombre con una sola mujer: «Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser los dos una sola carne» (Génesis 2,24).

    Indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede desatarse jamás: «Lo que Dios unió no lo separe el hombre«, dice el Evangelio (Mateo 19,6; 5,32; Lucas 16,18). El divorcio, pues, está prohibido. Dios ha querido que fuese así por varias razones: por el bien de los hijos; por el bien, la felicidad y la seguridad de los esposos, que desaparece cuando el divorcio se introduce en la sociedad; por el bien de toda la sociedad humana, pues la humanidad se compone de familias, y cuanto más sólidas y estables sean éstas, mayor será el orden y el bienestar de la sociedad y de los individuos.

Efectos del sacramento de matrimonio

   El sacramento de matrimonio aumenta la gracia santificante en quienes lo reciben. Hay que recibirlo, pues, en estado de gracia; si no, se comete un sacrilegio, aunque el matrimonio puede ser válido.

    También comunica los auxilios especiales que necesitan los esposos para santificarse dentro del matrimonio, para educar a sus hijos y cumplir los deberes que contraen al casarse. Estos deberes son, para con ellos mismos: amarse y respetarse, guardarse fidelidad y ayudarse mutuamente; con respecto a los hijos: alimentarles, vestirles, educarles religiosa, moral e intelectualmente y asegurar su porvenir.

    Los ministros del sacramento son los mismos contrayentes; sin embargo, debe celebrarse ante testigos delante del párroco o delegado suyo; si no, es inválido.

El matrimonio, camino de santidad

   El sacramento de matrimonio concede a los esposos las gracias necesarias para que se santifiquen y santifiquen a los demás. Es deber de toda la familia -también de los hijos- facilitar ese clima humano y cristiano en el que se consigue que los hogares sean luminosos y alegres, sacrificándose para lograr las virtudes humanas y sobrenaturales de una familia que empezó santificada con un sacramento.

Volver a: El sacramento del Matrimonio