Lección de La Providencia

No amontonéis tesoros sobre la tierra. Mas bien, atesorad para vosotros tesoros en el cielo, donde no los consume ni el orín ni la polilla; y en donde los ladrones no los pueden robar.

   Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón.

   No andéis preocupados pensando qué comeréis, ni qué vestiréis. Mirad las aves del cielo que no siembran ni siegan, ni recogen en granero y vuestro Padre celestial las alimenta.

  

Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura. (Mateo 6, 19-33)

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