Lección de La transfiguración de Cristo en el Tabor

Jesús se transfiguró en presencia de sus discípulos predilectos: Pedro, Santiago y Juan, para fortalecer la fe de los Apóstoles ante la proximidad de la Pasión. Según la tradición sucedió en el monte Tabor.

La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén

     Jesús sube a Jerusalén voluntariamente, dispuesto a morir, pues sabía que allí iba a consumarse -por el sacrificio de la cruz- la salvación de los hombres. La entrada mesiánica en Jerusalén, que celebramos el Domingo de Ramos, manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías -recibido en su ciudad por los niños y por los humildes de corazón- va a llevar a cabo con su muerte y resurrección.

Del Cenáculo a la Cruz

    «Viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Juan 13,1). Así introduce San Juan el relato de los últimos acontecimientos de la vida del Señor antes de padecer; en efecto, estos momentos revelan cuánto sufrió y hasta qué punto nos amó. Envió a dos discípulos a preparar la pascua, y Jesús con los Apóstoles se reunieron en un salón que la tradición designa como el Cenáculo.

    Entonces desahogó su corazón en un largo discurso, que sirve de marco al lavatorio de los pies, dándoles ejemplo de humildad y de servicio; al mandamiento nuevo del amor, que les confía; a la institución de la Eucaristía y del sacerdocio («Haced esto en memoria mía» (Juan 22,19); a la promesa del Espíritu Santo; a la oración sacerdotal, que abre la perspectiva de la gloria de la Cruz, donde se restaura la gloria del Padre y se abren a los hombres las puertas del cielo.

    Ante tantos acontecimientos -y no fue el menor la traición de Judas y las negaciones de Pedro-, Dios Padre glorificó a su Hijo con la resurrección y ascensión al cielo,  donde está sentado a la derecha del Padre.

Conocer la vida de Jesús

    Cada cristiano debe conocer y reproducir en sí mismo la vida de Jesucristo; mucho le ayudará el leer y meditar la Sagrada Escritura, de donde sacará continuas lecciones para el seguimiento de Jesús, que nos marca el camino de la santidad en la vida ordinaria de la familia y del trabajo.

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