
Es un sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para el alivio espiritual y corporal de los enfermos. Dispone a bien morir.
– La materia es el aceite de oliva bendecido por el obispo el Jueves Santo. Se llaman los «santos óleos». El sacerdote hace unciones (untando) en forma de cruz sobre la frente y las manos del enfermo.
– La forma es la oración que pronuncia el sacerdote al ungir: «Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo». Se responde: «Amén».
– El ministro de la Unción es el párroco, pero en caso de necesidad, todo sacerdote puede administrar este sacramento.
– El sujeto es el cristiano que ha llegado al uso de razón y se halle en peligro de muerte por con enfermedad grave o vejez. No es necesario el peligro de muerte próximo, basta que la enfermedad de suyo sea grave. El que lo recibe ha de estar en estado de gracia. Por eso, antes de recibirla, el enfermo se confiesa. Si no pudiera confesarse, bastaría, bastaría un acto de dolor de atrición y estar arrepentido. Hace falta tener la intención de recibir el sacramento y aceptar la voluntad de Dios.