
La Santísima Virgen ocupa el primer lugar entre los ángeles y santos del cielo porque es la Madre de Jesús, nuestro Redentor.
Como Jesús es nuestro hermano, la Virgen es también nuestra madre; cuando estaba muriendo por nosotros en la cruz, nos la dio como madre en la persona de Juan: «He ahí a tu Madre«. Asunta al cielo en cuerpo y alma, desde allí intercede como buena madre por todos nosotros.
Los cristianos veneran a María de modo muy especial
Al igual que Juan cuidó de la Virgen después de la ascensión de Jesús al cielo, también nosotros debemos amarla y venerarla como buenos hijos.
Así lo han hecho los cristianos a lo largo de los siglos, y todos los santos han tenido especial devoción a la Virgen; de ahí que hayan surgido tantas maneras de honrarla. Nosotros debemos conocerlas y practicarlas, si queremos manifestar nuestro amor a la Madre del cielo.